La madurez comprende.
Desaparecido el deseo, puede degustar cualquier fruto y reconocer su sabor.
Ningún deseo desaparece por la fuerza. Con la fuerza, se engendra más deseo.
Se nota que,
sencillamente, deja de tener asidero en la mente y cae como la fruta madura,
por su propio peso.
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